- Debe proporcionar una descripción de esta realidad, aunque no puede limitarse a describir esta realidad, debe explicarla. La ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones. La ciencia, como dice Hegel, tiene por finalidad mostrar la necesidad de los objetos.
- No puede conformarse con una explicación cualquiera de la realidad. La condición indispensable para que exista un verdadero conocimiento científico es la exigencia de que la realidad objetiva sea explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad. Respecto a esta afirmación anterior, Roberto Carballo difiere al determinar que cómo es posible lograr dicho objetivo (la realidad explicada a partir de ella misma), si ni siquiera es posible delimitar la realidad objeto de estudio. Como afirma Hegel, más que explicar la naturaleza, la Humanidad tiene la obligación de conocerla, es decir, la ciencia más que explicar el mundo debe comprenderlo. Por esta razón, la historia del conocimiento científico es en realidad la historia de cómo la Humanidad se ha explicado el mundo real desde causas fantásticas hasta conocer las relaciones objetivas entre fenómenos de la realidad. En este punto, Carballo hace referencia de nuevo al culto al progreso (ciencia) de Longo, al expresar que en la etapa histórica en que predomina la ciencia como forma de saber, de conocimiento, es no sólo objetiva, sino también la última fase.
El requisito según el cual ha de explicarse la realidad partiendo de ella misma es común a todas las ciencias, e incluso es la característica que define a la ciencia, aquello que distingue a lo que es ciencia de lo que no lo es. La aplicación de este principio sin excepción a todos los fenómenos de la realidad conduce directamente al materialismo filosófico.
- Es únicamente una parte de la actividad humana, tan sólo uno de sus aspectos. El conocimiento nunca es, y no puede serlo, un fin en sí mismo. El hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo con sus exigencias y necesidades.
Una fiosofía coherentemente científica forzosamente ha de ser materialista y por tanto basarse en la necesidad de estudiar la realidad objetiva tal y como es y explicarla partiendo de ella misma. El marxismo, que es un materialismo filosófico coherente y llevado hasta sus últimas consecuencias lógicas, constituye la primera concepción del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia,
El pensamiento y la acción, el conocimiento y la praxis se condicionan mutuamente, están estrecha e indisolublemente ligados. Pero esa unión no es una ligazón directa, si no mediata, a través del conocimiento, de la cognición. El conocimiento que conduce a la cognición, es premisa de la acción, mientras que la acción es el fin último del conocimiento.Por sí misma la actividad cognisciva no puede y no debe orientarse hacia la consecución de resultados prácticos, hacia la acción, sino que ha de tratar de llegar a la cognición de lo real, que permitirá la futura acción. La ciencia nunca tendrá por objetivo la praxis, pues su meta es la cognición.
El criterio para valorar los resultados obtenidos por la ciencia, será siempre y únicamente la correspondiente de tales resultados a la verdad, a la realidad de hecho, y no la mayor o menor utilidad de tales resultados. Si conocemos la realidad, antes o después surgirán los instrumentos técnicos que nos permitirán modificarla. En base a todo ello podemos describir esquemáticamente la relación entre ciencia y praxis de la forma siguiente: actividad cognisciva --> cognición e interpretación de la realidad --> praxis destinada a modificar tal realidad.
Entre conocimiento y acción existe otra diferencia importante desde el punto de vista metodológico. Así como la praxis, para que tenga éxito, ha de ser, una acción colectiva, la investigación tiene por el contrario un carácter individual. El hombre puede y debe coordinar su acción con la de sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con el de los demás; no se ha descubierto una forma colectiva de pensar. El pensamiento es y no puede ser más que individual.
Tanto la acción colectiva como el pensamiento individual son fenómenos sociales y no se diferencian entre sí por su finalidad o su contenido, sino únicamente por su forma de manifestarse. Las modalidades de desarrollo de la acción no coinciden con las del pensamiento. Lo cual significa que no nos podemos dedicar a un mismo tiempo a estos dos distintos aspectos de la actividad humana. Si el hombre de ciencia quiere tener éxito en su investigación, nunca debe preocuparse por las consecuencias prácticas de la misma, nunca deberá permitir que los prácticos obstaculicen su investigación ni le sustituyan en ella, y el hombre de ciencia nunca deberá indicar a los prácticos, a los hombres de acción, lo que deben hacer, sino únicamente lo que deberían tratar de hacer. Si no actúa de esa forma se convertirá en un ideólogo, función práctica que nada tiene que ver con la ciencia. "Es evidente que ningún camino puede llevarnos desde el conocimiento de lo que es al conocimiento de lo que debería ser" (Albert Einstein).
Por último, Carballo introduce frente a estas declaraciones anteriores unas preguntas: cuando un hombre actúa como científico ¿No es también un hombre de acción? ¿Es que la ciencia no es una actividad, una praxis?
Desde luego es fabuloso ver como estas últimas preguntas, de duración tan corta hacen tanto que que pensar acerca de todo el pilar que conforma el texto.
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